“Las barcas están hechas para navegar y para ser queridas”, estas son las palabras de Lluc Tomás, uno de los cuatro jóvenes que, allá por el año 1945, decidieron comprar un pequeño llaut que iba a ser quemado. El Alzina.
Construido en Pollensa en los años 40 en sus primeros años el Alzina se dedicó a la pesca y, más tarde, en la época del estraperlo, al contrabando.
Ha sido barco de regatas e incluso ha viajado a Sevilla para representar a las embarcaciones mallorquinas en la Expo de 1992.
El pasado mes de julio, y tras cuatro años de restauración por parte de los alumnos del taller de Mestres d’aixa de Son Bonet, el Alzina volvió al mar.
A partir de ahora este precioso llaut, Bien de Interés Cultural, que conserva su aparejo original servirá para desarrollar diversos talleres de navegación con vela latina, asó como para promocionar y difundir la navegación tradicional mediante excursiones por la costa del municipio de Llucmajor.
Construido en Pollensa en los años 40 en sus primeros años el Alzina se dedicó a la pesca y, más tarde, en la época del estraperlo, al contrabando.
Ha sido barco de regatas e incluso ha viajado a Sevilla para representar a las embarcaciones mallorquinas en la Expo de 1992.
El pasado mes de julio, y tras cuatro años de restauración por parte de los alumnos del taller de Mestres d’aixa de Son Bonet, el Alzina volvió al mar.
A partir de ahora este precioso llaut, Bien de Interés Cultural, que conserva su aparejo original servirá para desarrollar diversos talleres de navegación con vela latina, asó como para promocionar y difundir la navegación tradicional mediante excursiones por la costa del municipio de Llucmajor.
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